автордың кітабын онлайн тегін оқу Las 100 leyes de una vida feliz
Dumitru Ghereg
Las 100 leyes de una vida feliz
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© Dumitru Ghereg, 2025
A veces, para encontrar la verdadera felicidad, necesitas aprender a decir un «no» rotundo a todo lo que te destruye. Sin más patéticos, el autor ha recopilado 100 principios que afirman la vida que ayudan a rechazar los estereotipos impuestos, aprenden a decir «no» sin sentirse culpables y a construir su vida de acuerdo con sus propias reglas. Este es un libro sobre la libertad de ser uno mismo, sobre la fuerza interior y sobre esa alegría descarada pero honesta que viene cuando
ISBN 978-5-0067-1051-1
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Contents
Epílogo
Yo soy yo, y nadie más.
No soy víctima de las circunstancias, ni eco de las expectativas ajenas, ni sombra de las decisiones de otros.
Soy la fuente. La fuente de mi energía, mi fuerza, mi vida.
Mi vida es mi elección. Mi elección es mi prioridad, y esta prioridad soy siempre yo.
No encuentro excusas para ser menos de lo que soy. No pido, no suplico, no busco aprobación. No dudo, porque sé que mi valor no está en discusión. Si alguien invade mi territorio, lo enfrento con la mirada, en la que hay paz, pero también se ve claramente mi límite. No grito, no me arranco los cabellos, no me explico. Solo muestro dónde termina su espacio y empieza el mío. Y si alguien no lo entiende, sonrío. No gasto energía en pelear, solo hago saber: aquí, donde estoy, todo ya está decidido.
No soy grosero, ni malvado, ni agresivo. Soy claro como el día. No me apresuro, pero tampoco me quedo quieto. Camino a mi propio ritmo, con seguridad y calma, porque sé: cada paso es parte de mi camino.
No llamo a la gente a seguirme, pero, si alguien decide hacerlo, estaré feliz. Soy la fuente. Quien decida caminar a mi lado, lo hará con orgullo, sin intentar eclipsar mi luz.
No arriesgo mi paz. No tolero ruidos innecesarios en mi vida. Pongo como prioridad a mí mismo, a mi armonía, a mi valor, a mi verdad.
Sigo mi camino, y que este camino esté lleno de fuego, brillo y luz. Que cada paso sea seguro. Porque, si alguien se cruza en mi camino, sonriendo, seguiré adelante.
Presentación
Es posible que ya estés cansado de que todos los días alguien te diga cómo vivir. La sociedad, amigos, colegas, familiares: todos saben lo que es mejor para ti. “Sé como todos”, “No te destaques”, “No arriesgues”, “Haz lo que te dicen”, “No discutas”, “No lo intentes, no va a funcionar”, “No sueñes, no andes volando en las nubes”… Todas estas frases suenan como hechizos que intentan mantenerte dentro de los límites que otros han creado. Pero, ¿y si te dijera que lo más importante en la vida es aprender a decir: "¡Que se vayan al diablo!” a todas esas reglas y opiniones ajenas?
Todos tendemos a preocuparnos por lo que los demás piensan de nosotros. Tememos parecer raros, ser juzgados, no cumplir con los estándares. Pero, en realidad, la felicidad no está en vivir según los guiones de otros. La verdadera felicidad comienza donde terminan las opiniones ajenas. Y si estás listo para romper este círculo y ser tú mismo, este libro es para ti.
Cada una de las 100 leyes es un paso hacia la verdadera libertad. Te enseñarán a ser fuerte, confiado y a no tener miedo de defender tus límites. Es un “arma” real con la que arrancarás tu lugar bajo el sol. Aprenderás a decir “no” a todo lo que te limita y “sí” a todo lo que te fortalece. Te volverás más fuerte cada día, y nadie se interpondrá en tu camino. Porque ahora sabrás cómo decir: "¡Que se vayan al diablo!” a todos los que intentan dictarte las condiciones. Si estás listo para destruir todas las barreras y empezar a vivir tu vida, sigue leyendo. Aquí no hay lugar para dudas, debilidad o compromisos. Aquí solo estás tú y tu libertad.
Ley 1. No me gusta, vete
A menudo toleramos: mal trabajo, personas tóxicas, países que sofocan la libertad, proyectos que no tienen vida. ¿Por qué? Porque el sistema educa a personas pacientes y sumisas. Pero la verdad es que la vida no es sobre sobrevivir. Es sobre elegir. Si no te gusta, vete. No por debilidad, sino por respeto a ti mismo. No eres un árbol. No estás arraigado en un lugar, un trabajo, personas que no te respetan. Si por dentro todo grita: “Esto no es lo mío”, no ignores esa voz. Es tu verdad interna, tu fuerza. Irse no significa mostrar debilidad. Significa declarar: “Merezco algo mejor”. El mundo es enorme. Hay un montón de oportunidades. ¿Por qué quedarte donde no te escuchan, no te valoran, donde no te desarrollas? No estás obligado a ser parte de un entorno que te rompe. Cada vez que dices “no” a lo que no te conviene, te acercas a lo que amarás. Vete y crea algo que te encienda cada mañana.
La historia está llena de ejemplos en los que la frase “si no te gusta, vete” se convirtió no solo en una decisión, sino en un punto de inflexión que cambió la vida de las personas o incluso el curso de la historia. Albert Einstein dejó apresuradamente Alemania porque los valores que él defendía eran incompatibles con el régimen nazi. Al irse a Estados Unidos, dejó una carrera prestigiosa, pero fue en la emigración donde se convirtió en el Einstein que el mundo conoce.
En 1985, Steve Jobs fue expulsado de su propia empresa, Apple, que él fundó. Sus ideas fueron consideradas radicales y su estilo, agresivo. Parecía que todo había terminado. Pero Jobs no se rindió. Se fue porque ya no veía sentido en luchar por un espacio que no le daban. ¿Y sabes lo que hizo? Fundó la empresa NeXT, donde implementó nuevas ideas. Invirtió y desarrolló Pixar, que luego lanzó Toy Story y revolucionó la animación. Y 12 años después regresó a Apple y la convirtió en una de las empresas más influyentes de la historia.
Irse no es el final. Es el comienzo de un nuevo camino. Al igual que en el caso de Oprah Winfrey, quien dejó un entorno donde la humillaban y construyó su imperio. Creció en la pobreza, sufrió violencia, pero no se convirtió en víctima. Se fue de un entorno tóxico donde la consideraban “nadie” y se convirtió en la voz de millones. Los verdaderos líderes no se aferran a la estabilidad; se van para crear su propia libertad. India, siendo una colonia, se separó del Imperio Británico. Llegó Gandhi, y millones de personas dijeron: “Basta”. No toleraron. Eligieron la libertad.
La ley de “si no te gusta, vete” no es un capricho. Es una elección. La elección de respetarse a uno mismo, de no aferrarse a lo tóxico, de no tolerar solo porque “así está establecido”. Si ya te sientes incómodo, ¡genial! Significa que eres honesto contigo mismo y reconoces cuántas veces has violado esta ley y qué consecuencias ha tenido.
Ley 2. Se puede morir, no se puede perder
Mientras una persona está viva, el juego no termina y no es posible perder. Puede caer, cometer errores, sufrir fracasos, enfrentar dolor y pérdidas, pero la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos sigue presente. La vida, por su naturaleza, es un proceso, no un resultado. La derrota en ella es imposible si la persona no se rinde por dentro. Incluso la situación más difícil no es un final, sino una transición, una oportunidad para una nueva elección.
La verdadera derrota no viene desde fuera: no se puede imponer. Nace por dentro, cuando una persona decide que ya no luchará, no soñará, no esperará. La rendición es el momento en que una persona deja de creer en la posibilidad de un cambio, en sí misma, en que cada nuevo esfuerzo tiene sentido. Es un silencioso acuerdo con la desesperanza, que la hace impotente, aunque externamente siga viva. Pero mientras haya aunque sea una chispa de deseo de seguir adelante, de buscar, de construir, de amar, la persona es invencible. Incluso entre ruinas, incluso en soledad, incluso después de todas las derrotas, si decide seguir, sigue siendo un jugador. Y eso significa que aún puede ganar.
Ley 3. No le debe nada a nadie
“No le debo nada a nadie” es una aspiración hacia la autosuficiencia, no al egoísmo. Es una postura en la que una persona no quiere depender de recursos externos, ya sean dinero, apoyo o ayuda. Intenta lograr el estado en el que, en cualquier situación, no esté atado a compromisos con otras personas. Debe permanecer lo más independiente y libre posible en sus decisiones y acciones. Pero no tomes esta regla de manera literal. En la vida real es difícil de seguir completamente, ya que las relaciones sociales y la economía están estructuradas de tal manera que la interacción con otras personas a menudo implica ciertos compromisos, ya sean materiales, emocionales o legales.
Las personas que siguen esta regla rara vez se encuentran en situaciones donde puedan ser manipuladas o utilizadas debido a deudas u obligaciones. La deuda, en este contexto, no necesariamente debe ser financiera; puede ser una deuda moral o social. Por ejemplo, si alguien te ayuda, pero espera que en el futuro tú respondas de la misma manera, sentirás que dependes de esa persona y no podrás tomar tus decisiones sin tener en cuenta esas obligaciones.
Ignorar esta regla puede tener consecuencias desagradables:
En la historia de Hollywood, Marilyn Monroe era conocida por encontrarse a menudo en situaciones de dependencia de los productores y hombres que la ayudaron a construir su carrera. Por ejemplo, productores como Joseph Schenck y Darryl F. Zanuck le ofrecían papeles y oportunidades, pero a cambio ella debía seguir sus exigencias, tanto en lo profesional como en lo personal. Esto creaba en ella la sensación de dependencia de estos hombres, y al final esto se convirtió en parte de su trágico destino.
Elvis Presley amaba actuar y soñaba con una gira mundial, pero terminó atrapado en una “jaula dorada”. Tom Parker, su manager, controlaba muchos aspectos de su carrera. Parker utilizó su influencia sobre Elvis para sacar provecho de su éxito, incluso exigiéndole presentaciones y contratos que no siempre eran beneficiosos para Presley. Parker se oponía rotundamente a la gira mundial. Elvis, por su parte, dependía de su manager, a pesar de los métodos manipulativos de este. En los últimos años de su vida, Elvis Presley actuó frecuentemente en Las Vegas, especialmente en el hotel-casino International Hotel, que luego pasó a ser conocido como Las Vegas Hilton y, más tarde, Westgate Las Vegas. Un solo hotel, en lugar de una gira mundial. Fue aquí donde pasó la mayoría de sus residencias finales y dio más de 600 conciertos entre 1969 y 1976.
Ley 4. Sé egoísta cuando se trata de TI mismo
Pon tus intereses en primer lugar en ciertas situaciones, especialmente cuando se trata de proteger tu bienestar, salud y alcanzar tus metas. Esto no significa que debas ignorar a los demás o sus necesidades, pero enfocarte en tu propio bienestar en momentos clave de la vida puede ayudarte a largo plazo.
Mereces ser lo primero en tu vida. Sí, suena audaz. Pero entiende, si no cuidas de ti mismo, si no te pones en el pedestal, ¿quién lo hará? Tu éxito, tu energía, tus sueños son tu responsabilidad. Solo cuando estás bien, puedes ofrecerle al mundo lo mejor de ti. Cuando te pones en primer lugar, te vuelves más fuerte. Te conviertes en un ejemplo para los demás. Creas un mundo a tu alrededor en el que tus sueños se hacen realidad y los demás pueden inspirarse en tu confianza. A veces las personas están dispuestas a sacrificar sus propios deseos por los demás, especialmente cuando se trata de seres queridos. Pero es importante recordar que ignorar tus propios intereses a largo plazo puede llevar a un agotamiento, insatisfacción e incluso resentimiento. El egoísmo en este contexto es la capacidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades personales y las de los demás.
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